Caminé
sin que nada me sorprendiera, un día más, todo igual, predecible.
"Que
agradable", pensé al ingresar al edificio, "ascensor vacío".
Se abrieron las puertas y vi mi reflejo repetido infinitamente en los
tres espejos. Mi única compañía era un disimulado dolor de
cabeza. Automatizado apreté el botón, esperé, me baje y camine
instintivamente hacia mi puesto de trabajo.
Saludé
a un compañero de trabajo, "Hola po' Gárgola".
El Gárgola trabaja en el área de informática, a pesar de
lo que uno podría suponer por su sobrenombre, el Gárgola no es
un personaje de la noche, todo lo contrario. Su sobrenombre proviene
de sus características de estatua, es una persona casi sin
movimiento, puede estar mirando su pantalla por horas, programando sin decir ni
una palabra en todo el día. El me mira con cara de asombro, una expresión
ajena a él, pero no me nace preguntarle que qué le pasa.
Mientras
camino de vuelta a mi computador me convenzo de la inutilidad de enviar los
correos que enviaré al cliente solicitando una prórroga en la entrega de un
informe que no se de que se trata.
Me
siento observado, me doy vuelta y efectivamente, mis tres compañeros reunidos
me miran. "¿Te sientes bien?" me preguntan.
"Si", les digo. "Es que fue fuerte" comenta
Chancho, mi compadre. Empiezo a sentir que se acercan muchas preguntas,
pero extrañamente se que no podré responderlas. "¿Que pasó?" me
pregunta la Jefa. "Nada", respondo.
Todos ríen nerviosos, su reacción no me llama la atención en lo
absoluto, pero una sensación de pánico cae como rayo sobre mí. Esas
caras y risas no son una actuación. Tartamudeando pregunto "¿Que me
paso?". Los ojos se les abren aún más, la Chica saca una risa que
da susto y Chancho me mira preocupado.
Antes
de que respondan ya se lo que me paso...pero no lo recordé, solo supe cual
sería la respuesta a mi pregunta. No lo puedo creer. Sin embargo
aquí estoy, parado, en la oficina.
Salgo
corriendo al baño - ya se a cual entrar - el café tiñe el agua del güater.
Me recupero enseguida y vuelvo a la oficina, se viene una larga
conversación. "Díganme que saben" les digo con tono serio
y seguro. Estoy fingiendo, ya que aún estoy bajo efectos del
pánico y con el estómago hecho un nudo. La sensación que tengo es algo
que describiría como: "Si se, pero no se porque".
Rarísimo.
Nadie
dice nada y Chancho me pasa el diario que reparten en el metro. Accidente
en Estación Tobalaba Termina Sin Consecuencias, se lee en el titular de una
pequeña columna. Estoy seguro de haber leído esta noticia, reviso
la fecha del diario, me sorprendo, es el diario de hoy. Un cliente,
como le llaman cínicamente a los obligados usuarios del metro, cayó a
las vías y recibió una descarga eléctrica. Fue trasladado
a un centro asistencial del cual fue dado de alta a las pocas horas sin
constatar ninguna lesión. Eran mis iniciales y mi edad las
que describían al afectado. "Me siento bien, creo que me
resbalé", les digo sonriendo.
Intento
distraerme, veo mi celular y envío los correos. Son las 9:40 a.m.
Tengo que aclarar mis ideas, así que bajo a la calle con la excusa de ir
a comprar algo. Tranquilamente y sentado en una banca al costado del
edificio empiezo a recapitular los hechos, solo puedo llegar hasta hoy en la
mañana cuando me desperté. No recuerdo nada del accidente. Se
como me llamo, quienes son mis amigos, cual es la dirección de mi trabajo, pero
no puedo recordar que hice ayer, ni antes de ayer....mierda, mierda.
Continuo chocando con esta pared mental. ¿Que hice ayer? ¿Que hice
ayer? ¿Que hice cualquier otro día? ¿Porque estoy pensando esto?
Logro tranquilizarme, a la fuerza. No recuerdo nada del pasado.
Es así de simple. No recuerdo los hechos y detalles, pero me doy
cuenta que si reconozco las calles, se como llegar a mi casa, aunque no se como
es. Desesperado reviso la agenda de mi celular, tengo anotado,
"Revisar" a las 8:00 p.m. Me concentro y en dos segundos me
digo totalmente convencido, "revisaré las pastillas de freno de la moto,
las cuales estarán en buenas condiciones". Suena el
celular, es el tono de correo recibido, son las respuestas negativas a los correos
enviados hace un rato. Quedo pasmado al leerlos, compruebo que si son
respuestas negativas a los correos enviados hace un rato.
Muchas
veces he estado a punto de volverme loco, por razones que no puedo recordar,
pero no he dado paso a la insanidad mental total porque disfruto del limbo, de
caminar entre mundos y hago lo posible por mantenerme ahí. Encuentro
increíble el estado en que me encuentro, estoy a punto de perder el control,
pero no dejaré que eso pase. En el límite de la cordura siento un placer
indescriptible, que me pone por sobre toda realidad y situaciones.
Pasadas, presentes y futuras. Es como si dominara el mundo y sus
leyes. Leyes que no aplican a mi. Pero hoy era distinto, creo que
no había alucinógenos en mi café, y menos algún polvo mágico en el
aire acondicionado del ascensor. No se porque estoy en este estado.
Visionario pero perdido, desmemoriado pero seguro de mis acciones,
tranquilo por el futuro, pero intrigado por el pasado.
La
respuesta iba a ser SI. --"Jefa, ¿me puedo ir a descansar?", "SI".--
Esta
es mi casa. Entro a las 11:07 a.m. Sin reconocer nada me siento
muy a gusto en este lugar, sin esfuerzo encuentro la pieza y adivino donde
esta el control de la TV. Veo el matinal absorto, hablan de cosas que me
sorprenden. Como es posible que no sepa que Pellegrini fue confirmado
para la selección, o que una niña de la farándula esta en la UTI hace
una semana debido a un accidente dentro de una discoteque, pienso un poco
más en esta última noticia y me doy cuenta que se que morirá la
próxima semana. Lamentable.
Ya
no me siento al borde de la locura.
Lo que me pasa es simple. No
recuerdo el pasado. Recuerdo el futuro.
Los acontecimientos que se
encuentran adelante en la línea temporal los puedo visualizar. Mientras
más avanzo más borrosos son. La tarde la veo claramente. Ya son
las 12:00 p.m. Mañana se lo que haré, los mails y llamadas
que recibiré y lo que es más interesante se algunas noticias
que ocurrirán mañana. Sobre el pasado...nada. Empiezo a
revisar mis cosas, ya se lo que encontraré, pero no puedo evitar hacerlo.
No se si debo comprobar lo que ya se o si es una especie de
determinismo el que me maneja. Esa sensación no me gusta para nada.
Una vez más intuyo la conclusión de la larga meditación en la que me
sumerjo. Veo el futuro, pero no puedo controlarlo, el libre albedrío es
una mentira, el determinismo es un hecho. Esto no implica un cambio en la
vida, aunque yo sea capaz de ver el futuro, mi futuro, el futuro de mi entorno,
voy a actuar igual como lo hubiese hecho de manera normal, es decir recordando
el pasado, no intuyendo el futuro y creyendo que tomo decisiones libremente.
No se como sentirme, esta revelación no se como clasificarla. Tengo
la sensación de que estoy a punto de perderme, me dejo llevar, pero sin moverme,
sin pensar, solo sintiendo.
No
puedo sacarle mucho provecho monetario a esta situación, me doy cuenta que no
es llegar y leer los partidos del fin de semana y apostar. Por el
contrario, solo se las respuestas cuando formulo una pregunta bien construida y
acotada. Ojalá una pregunta que tenga un Si o un No por respuesta.
Lamentablemente ya se lo que haré y cuando se que no haré algo, también
ya lo sabía. Saber el propio futuro no es tan útil
ni fantástico como alguna vez pensé. Los recuerdos futuros
vienen a mi como órdenes, como hechos futuros, no se pueden evitar.
¿Cuando intente evitar algo que ya se que evitare... es eso
evitarlo realmente?
Tal
como lo intuí, salí a la calle a comprobar mi teoría, estoy dispuesto a cruzar
calles sin mirar, a hablar con gente que no conozco, estoy dispuesto a todo.
Salgo, voy caminando, me concentro un instante y cruzo a mitad de cuadra
la pequeña calle donde vivo. Apenas piso la calle se que una bicicleta me
va atropellar, giro mi cabeza a la izquierda, la veo, esta a menos de un metro,
me atropella. Quedo sentado, el ciclista me pregunta si estoy bien, le
digo que si con la cabeza. Me paro, el ciclista me mira y comienza
lentamente su pedaleo, esperando algún comentario de mi parte. Yo se que
no le diré nada. Otra conclusión: los hechos futuros que ocurren
de forma repentina los recuerdo de forma repentina. Ósea mi nueva
habilidad no me sirve para cruzar calles sin mirar, supe que sería atropellado
y no pude esquivar al ciclista y evitar el accidente. Me doy cuenta que
mi experimento ha terminado y se que voy a estar en dos minutos más leyendo
noticias en el computador en la seguridad de mi casa.
Algunas
noticias las sabía, otras no. Las más contingentes a mí, tales como el
tiempo de mañana en Santiago, no así el de Temuco. Que la marcha de los
estudiantes terminaría en caos, aunque no hay que ser vidente para saber eso.
Esta situación me abría un nuevo espectro. Solo tenía que
encontrar el uso para esta nueva habilidad. Me froté las manos, no como
un profanador de tumbas de Egipto que le acaban de pasar el dato de donde
duerme el último faraón enterrado con todo su oro, fue más bien como el
movimiento que haría un escolar que acaba de ser informado que no tiene clases
al día siguiente.
Comí
los caracoquesos que sabía que tenía hechos. Termine y me pregunté, ¿En
que mierda he estado toda la mañana? No sé, ya no recuerdo bien la
mañana, no se porque me fui de la oficina. Si me doy cuenta que
olvidaré rápidamente. Debo anotar, debo escribir para poder
recordar.
Después
de horas de escribir, leo lo escrito. Desilusionado veo que he escrito 4
veces lo mismo. En resumen se que no recuerdo el pasado y que olvido
rápidamente, que recuerdo el futuro cercano y que a pesar de todo esto no puedo
manejar el futuro. Al parecer ya esta todo determinado.
8:00
p.m. Reviso las pastillas de freno de la moto. Están bien.
Wikipedia
me ilumina. Teoría de la relatividad. Leo La Historia del Tiempo.
Einstein y Hawkings se transforman en los portadores de la solución.
A pesar de que no entendí todo, creo que si pudiese moverme a la
velocidad de la luz podría lograr algo. Curiosamente al pensar en esto
nada se viene a mi mente. Anoto mis observaciones y me cuelgo el cuadernito
al cuello. Es tarde, 3:00 a.m.
Despierto,
no se bien cuanto ha pasado...veo la hora, 9:30 a.m., leo el cuadernito que
tengo colgado, pero mis notas no tienen fecha, no creo que haya dormido un día
entero...tomo nota: anotar fecha y hora junto a cada comentario.
Ya se que voy a tomar la micro hacia el Campus Juan Gómez Millas,
allá en la facultad de ciencias tienen un ciclotrón. Creo que es un
acelerador de partículas, creo que me puede servir. Tal vez alguien
me pueda ayudar allá. Me subo a la micro.
Vuelvo
a pensar, "que desgracia recordar el futuro y no el pasado", (solo se
que estoy pensando esto nuevamente porque lo acabo de leer en mi cuadernito).
No puedo aceptar que todo este determinado, que todo sea predecible.
Cada vez que intento salirme del libreto ya se cual será el resultado,
incluso presiento cuando voy a intentar salirme del libreto. ¡Maldición!,
la incertidumbre, el azar, el no saber son un derecho y condición natural de
los humanos que he perdido.
Llego
a la facultad de ciencias, se que no voy a poder entrar y no lo logro.
Vuelvo a mi casa. Tengo que pensar y planear mucho más que es lo
que voy hacer para solucionar mi situación. Por ahora solo he diseñado un
sistema para poder vivir y no volverme loco, el cuadernito. Acepto que la
idea de botar el cuadernito y dejar que la demencia se apodere de mi es cada
vez más seductora.
A
las 11:27 a.m. suena mi teléfono. Dice OFICINA, contesto.
"¿Como te has sentido?" "Regular" respondo.
"Me imagino, fue fuerte. Tengo que preguntarte esto, ¿Crees
que podrás venir mañana? El trabajo se acumula", hago una pausa para
pensarlo, me doy cuenta que la oficina puede ser un lugar seguro para pensar y
pedir ayuda "Si Jefa, ahí estaré". "Descansa y nos vemos
mañana." Aunque no hayan ciclotrones en la oficina, están mis
amigos, tal vez a ellos se les ocurra algo. Se que se
les ocurrirá algo.
Vuelvo
a mis notas constantemente, había puesto la alarma cada una hora para que me
recordara de leerlas, pero cada vez que va a sonar, recuerdo que va a sonar y
que tengo leer mis notas. Causa-efecto, efecto-causa, mierda, esto se
esta poniendo realmente denso. Decido no pensar más en el tema, y
distraerme como sea posible y a toda costa. Ya me estoy viendo acostado
ebrio. Me sirvo un whisky. Bebo velozmente mientras bailo con
cadencia y semi agachado el minimal más negro que tengo. 7:00 p.m. estoy
acostado, ebrio y casi inconsciente. Me duermo.
Despierto
con un cuadernito amarrado al cuello. ¿Que mierda es esto? Comienzo a hojearlo
y no puedo creer lo que leo. Creo que bebí demasiado ayer y me puse
creativo...supongo...repentinamente los recuerdos comienzan a llegar.
Mierda. Son recuerdos del futuro. El cuadernito me hace
sentido ahora. En el dice que debo ir a la oficina. Recuerdo que
mis compañeros están impacientes y nerviosos esperando mi llegada.
"Se
que he estado actuando extraño, pero es que fue fuerte" es mi frase de
entrada. Ellos asienten. Chancho me dirá que el Gárgola sabe de
estos temas. "Compañeros, creo que he perdido la memoria...y acá
viene lo más raro, creo que puedo ver el futuro...mejor dicho recordar el
futuro". Veo como se les salen los ojos de impresión y como tirita
la chica producto de una risa nerviosa. Chancho visiblemente más
preocupado que el resto me dice: "El Gárgola tiene un Tío que dice
que es vidente, aunque yo creo que en verdad esta loco". Cuanta
razón tienes amigo mío.
Memento.
Chancho me hace señas para que me acerque a su computador y me dice
"mira". En YouTube me muestra el tráiler de una película,
Memento. Yo le digo que por ningún motivo me voy a tatuar y que de todas
formas no me alcanza el espacio en todo el cuerpo. Lo que tengo escrito
en cada página de mi cuadernito es vital. Le doy las gracias y le digo
"eso es una película, lo mío es real man". Se que la vio,
le pregunto. "Si" me dice. "¿Y como termina,
que pasa?", arrugo la cara cuando recuerdo su respuesta que aún no
pronuncia. "Mira....es bien enredada la película". Puta.
Anoto: Memento, película enredada, verla- Miércoles, 10:00a.m.
Correo
de Gárgola con copia a Chancho. Miro la pantalla, cinco
segundos, aparece. Dice que dada la gravedad del caso es necesario que
vayamos inmediatamente donde su Tío. Que el Tío a esta hora esta
predicando en la Estación Mapocho. Está dispuesto a dejar la oficina y
acompañarnos. Notable, considerando que el Gárgola no es muy
movedizo y que no ha faltado nunca al trabajo, ni siquiera sale almorzar.
Se dice que no come. Debo estar muy mal para estar recibiendo toda
esta ayuda.
Que
gran trío, Chancho, Gárgola y Yo, en una gran misión. Presiento que
obtendré respuestas esta vez. En el metro me voy leyendo mis notas, las
cuales he actualizado con la información que me dio Chancho sobre el accidente.
La idea de la velocidad de la luz la abandono. Estoy volviéndome
loco pero no gúeon. Por ahora al menos.
"Ahí
esta mi Tío" dice apuntando a un hombre de camisa blanca y pantalones de
vestir que predica al frente de la Estación Mapocho y del Mercado Central.
Parece un predicador, habla a través de un micrófono y un parlante
chico al río de gente que pasa por el frente sin detenerse. Me llama la
atención que no tiene una biblia por ninguna parte.
Comienzo
a caminar hacia él, mis compañeros se quedan atrás. El Tío se da cuenta
que voy caminando hacia él, aunque no me ha visto. Apaga su parlante,
deja el micrófono y se da vuelta. Yo ya estaba parado esperando
esto. Comienza la conversación más extraña y fluida que he
tenido...hoy por lo menos, ya que no me acuerdo de ayer. El responde, yo
le hago la pregunta. Yo respondo y el me hace la pregunta que corresponde
a mi respuesta. La entrevista tiene el orden inverso, respuesta, después
la pregunta. Con el resto de la gente esto no ocurría. Me
sentía muy cómodo hablando con el Tío.
Después
de media hora de intensa conversación, lo abrazo, me despido y me
acerco a mis compañeros que me miran estupefactos. "Bien"
les digo al mismo tiempo que me preguntan "¿Como te fue?
Respiro
hondo y les digo "Ya se que micrófono y parlante es el ideal
para mi, solo me falta decidir cual será mi esquina".