martes, 3 de julio de 2012

soldado sin guerra



La aparente quietud externa no es mas que una tregua.  Una manera digna de aceptar a Cronos.  El huracán se esconde,  se hace más pequeño, ¡cómo? gira mucho más rápido y cerca de su eje.  Se contrae, aumenta su energía, el aire se hace líquido, la densidad de todo aumenta.  

Comienza la guerra contra la Calma.  No corre sangre en esta guerra, es una guerra eléctrica, insonora.   

El soldado sin guerra no sabe qué hacer, nació para luchar y si no le dan una guerra su inconsciente_mente le proveerá de una.   Largas pausas, son aceptables, pero esa incomprensible e incómoda sensación de que esta todo bien y tranquilo es decodificada como una alerta que no se puede ignorar, algo va a ocurrir. O algo debiese ocurrir para no tener que preocuparse de que nada ocurre.  

Esta reactividad a la Calma tal vez se deba a esa  arraigada costumbre de estar siempre en guardia.   Días y días atento y sin que nada pase.   Esperando que el ascensor se quede parado para poder intentar salir por el techo, o tal vez forzando la puerta.   O mejor aún, hoy puede que lo asalten, no quiere que ocurra, pero si pasa, estará preparado.   ¿Será el gran terremoto hoy? Está listo para socorrer a los suyos.  Pero no, otro día que no pasa nada.  Debería estar agradecido y lo está, pero la sensación de Calma, sospechosa y angustiosa, finalmente termina violentando al soldado.

¡¡El soldado no sabe luchar con un enemigo que no ve!!

Probablemente alguien trama algo.  Al parecer el que conspira es el soldado mental, sin ejército, ese sediento de aventura y acción.   Ese que solo teme el que nada pase.  Miedo a la sombra, al silencio, a la forzada Calma.   Transpira por dentro. 

El campo de batalla no es sanguíneo ni terrestre, es eléctrico y mental.   Cambia el escenario, cambian las armas.   La estrategia siempre será la misma,  atacar de frente y rápido, como soldado de primera línea, o como un pirata, de esos que saltan al abordaje.  

Escribir es el hacha capaz de enfrentarse a la invisible Calma.  Letras contra Calma.  La batalla se lleva a la dimensión correcta. 

No tener nada contra que luchar sería peor.  Lucha, luego es un soldado.  Tiene guerra, su propia guerra, está a gusto, se mueve bien en el campo de batalla.  Fuera de este, esta perdido.

Su armadura brilla, aunque no se ve.  Armadura que le permite maniobrar cómodamente, pero sin desplazarse.  Le permite ver, no bloquea su visión, protege su cabeza, todo esto sin el peso de un casco de acero.

Ahí esta la Calma, muy parecida a una Sirena, bella, de suave y mágica voz.   Solo un guerrero de espíritu fuerte podrá sobrevivir.  Voy más allá, tal vez este nuevo y enroblecido espíritu le permita disfrutar de su infinita belleza, de su hipnótico y misterioso canto.

El soldado acaba de ser promovido a General de su ejército de una persona.